Convivencia de fin de curso de 1º de confirmación.

El pasado sábado 16 de junio, los jóvenes que han terminado el primer curso de preparación para la confirmación, pasaron juntos el día en una jornada de convivencia.

A las 10 de la mañana se daban cita en el Atrio de la Basílica más de 50 jóvenes, que en compañía de la mayoría de los matrimonios que este año les han guiado en su itinerario catequético, partieron hacia el monte Arabí, donde uno de los matrimonios, Pedro Luis López y Emilia Torres, pusiron a disposición de la parroquia y de los jóvenes su casa de campo.

La convivencia comenzó con el rezo de laudes, donde el coadjutor proclamó el Evangelio de «el Niño Jesús perdido y hallado en el templo», haciendo alusión al modo en el que hemos de pasar las vacaciones para no perder en nuestra vida a Cristo, y al mismo tiempo se remarcó la necesidad que tenemos que imitar a la Virgen María: de la misma forma que Ella guardaba las palabras de Jesús en su corazón, hemos de guardar también nosotros todo aquello que el Señor nos regala a través de la enseñanza de la Iglesia.

Seguidamente los catequistas organizaron una ginkana con pruebas relacionadas con los mandamientos que durante el curso los jóvenes han tratado en la catequesis. Después hubo tiempo para refrescarse en la piscina.

Por último, por la tarde se celebró la Eucaristía en un clima festivo.

Para meditar el día del Sagrado Corazón.

«¿CÓMO ES EL CORAZÓN DE CRISTO PARA TENER SUS MISMOS SENTIMIENTOS?».

Un año más llega la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, una oportunidad única para que nuevamente tomemos conciencia del gran amor que nos tiene Dios a cada uno de nosotros.

El Corazón traspasado de Cristo ha entregado hasta la última gota de su sangre para ganarnos, para comprarnos, para pagar la culpa que merecemos por nuestros pecados. Dios hizo al hombre para el cielo, para que vivamos en relación con Él, pero el pecado abrió un abismo entre Él y nosotros que no podemos superar. Sin embargo, por su gran misericordia, Dios quiso realizar la obra de la redención para construir un puente que salve dicho abismo, un puente cuyas piedras han sido colocadas en la pasión de nuestro Señor Jesucristo, cuya argamasa es la sangre de su Corazón amoroso, que está sostenido por el madero de la Cruz y que ha sido inaugurado en su Resurrección. Ese puente es el que permite que podamos conocer al Señor, el que a pesar de las caídas de nuestros pecados podamos levantarnos y seguir el camino de la fe experimentando la misericordia de Dios que llena su corazón traspasado, vacío de sangre pero rebosante de amor por ti y por mí.

Poniendo nuestra mirada en la imagen del Sagrado Corazón vemos como nos muestra precisamente ese camino que hemos de seguir: nos señala su Corazón. Claro que sí, el Señor nos invita a seguirle, a actuar según los designios de su Corazón, a impregnar cada vez más nuestra vida de su amor, a tener sus mismos sentimientos, a dejar que nuestro corazón se vaya transformando poco a poco en el suyo. ¡Qué camino más sublime! Pero, ¿cómo puedo yo hacer que mi corazón se parezca al de Cristo? No podemos con nuestras propias fuerzas, pero es el Señor el que está empeñado en ello, es Él el que “nos llama a participar de su vida, el que nos enriquece en todo” (Cf. 1Co 6-9). Nosotros solo hemos de dejar que Él vaya haciendo su obra, cooperando al preparar nuestro corazón vaciándolo de tantas cosas que lo llenan y no dejan espacio para que el Señor habite en él y pueda ir transformándolo, poniéndonos a tiro en la oración, buscando los momentos de coloquio sosegado con Cristo, participando de la gracia de los sacramentos.

Y ¿cómo es el Corazón de Cristo, al cual ha de ir pareciéndose el nuestro? Es un Corazón amoroso, que ama como ningún otro, que se entrega por amor a nosotros. Él no es un Dios lejano, impasible ante los sufrimientos del hombre, sino que ha entrado en nuestra humanidad, compartiendo nuestra condición humana y elevándola para que podamos vivir en relación con Él una vida plena y llena de sentido. Vivir así no sería posible sin conocer su Corazón, fuente inagotable de amor. Ayúdanos Señor a poder avanzar cada día en el conocimiento de tu corazón, a parecernos más a ti, a ir dejando en nuestra vida todas aquellas actitudes y cosas que nos alejan de ti y no nos permiten experimentar la presencia de tu Corazón latente.

Pero su Corazón está también herido. Herido por nuestras flaquezas y pecados, por nuestra falta de caridad con el prójimo, nuestro egoísmo y amor propio; herido por todos aquellos que viven de espaldas a Dios, que le rechazan y ofenden; herido por nuestra falta de oración y de trato íntimo con Él; herido por las infidelidades de los consagrados, de los sacerdotes, los religiosos y de todos los cristianos. Menos mal que el Corazón de Cristo es también olvidadizo y compasivo, y perdona nuestros extravíos cuando nos ve acudir a Él arrepentidos y sedientos de perdón por tantas ofensas que le causamos. Si esto es así ¿cómo no vamos a acercarnos con confianza a Cristo? Hemos de preguntarnos qué cosas hay en nosotros que no son del agrado del Señor, qué cosas hieren su corazón, y a la vez, tomar conciencia de si reparamos por nuestros fallos, si verdaderamente deseamos desterrarlos de nuestra vida. Si nos ponemos en esta disposición, la gracia de Dios no nos va a faltar.

Al mismo tiempo el Corazón de Cristo está deseoso y sediento de nuestro amor, de que vayamos a su encuentro, de que le amemos con corazón generoso y agradecido. Quiere que nos dejemos en sus manos y que confiemos en Él, que no pongamos en nuestra vida otros ídolos por delante de su Corazón, como el dinero, el poder, la buena fama… Y todo esto lo quiere por la misma razón del amor que nos tiene, porque quiere que seamos verdaderamente felices ya aquí en esta vida, y solo podremos serlo en la medida en que acudamos a su encuentro, en la medida en que entreguemos nuestro corazón al suyo. Es lo que el propio Corazón de Jesús le pidió a Santa margarita de Alacoque: “si me correspondiesen con algo de amor, tendría por poco todo lo que hice por ellos y, de poder ser, aún habría querido hacer más. Mas sólo frialdades y desaires tienen para todo mi afán en procurarles el bien. Al menos dame tú el gusto de suplir su ingratitud de todo cuanto te sea dado conforme a tus posibilidades, al menos tú ámame». Así que ¿por qué no nos decidimos a amarle y a confiar en Él? Como decía Santa Maravillas de Jesús: “Todo está en confiar del todo en su corazón, en abandonarse amorosamente en sus manos”. Si Él nos ama así, si Él es nuestro Pastor, ¿qué nos puede faltar?… Confiemos en su voluntad.

Por último su Corazón está también abierto y traspasado por la lanzada del centurión en la Cruz, donde ha vertido hasta la última gota de su sangre por amor a nosotros, donde ha derramado su misericordia sobre los hombres. Nos ha abierto su Corazón para acogernos en su interior, para que anidemos en Él como la paloma hace su nido. Entrar en su Corazón abierto es vivir en el verdadero monte Tabor, porque solo ahí podremos encontrar la paz que anhelamos, nuestra vida será según su voluntad y podremos decir “que bien se está aquí”, a pesar de nuestras tribulaciones.

Solo si anidamos en el interior de su Corazón, podremos ir pareciéndonos a Él, solo así de nuestro corazón podrá ir brotando amor hacia los demás, deseos de entregarnos y de mirar menos nuestro propio interés. Quien vive de este modo es el que está preparado para cuando venga el hijo del hombre, porque vive en vela pendiente de su Señor (Cf. Mt 24,42-51). Así seremos verdaderamente portadores de su imagen, y podremos mostrar a todos los hombres su Corazón reflejado en el nuestro.

Encomendémonos a quien ha sido mejor que nadie reflejo del Corazón de Cristo, su santísima Madre, la Purísima, cuyo corazón estaba tan unido a su Hijo que no se separó de Él ni en los momentos de sufrimiento, incluso en la cruz. Siguiendo su ejemplo, vivamos unidos a nuestro Señor hasta el extremo, entregándonos sin reservas a su amor transformante.

Asensio Morales Caravaca.

A VUELTAS CON LAS CLASES DE RELIGIÓN. Por José A. Abellán.

Cuando llega el momento de matricular a los niños y adolescentes en las escuelas e institutos salen con frecuencia campañas para conseguir que la clase de la religión sea excluida del curriculum escolar. Es un empeño constante por parte de los grupos que consideran que la enseñanza religiosa debe ser eliminada.

De nada sirve recordar que la enseñanza religiosa es necesaria para conocer y vivir nuestra cultura y sus expresiones musicales, arquitectónicas, pictóricas tradicionales, nuestra historia, los valores que la informan… ellos erre que erre. Lo que desean es una sociedad que dicen laica, pero que es atea. No van a eliminar la fe, no pueden, pero sí quieren arrinconarla como si fuera un estorbo para el desarrollo de la sociedad, aceptan, por ahora, libertad de culto, pero no libertad de enseñanza. Quieren imponer una ideología de la que la sociedad no participa y que, además, va en contra de la propia naturaleza humana que desde sus orígenes, ya allá en los tiempos de los neandertales,  se ha manifestado religiosa. Sólo es necesario para comprobar esto mirar la historia en su desarrollo hasta el momento presente en cualquier lugar del planeta.

La voluntad que se empeñan en conseguir es eliminar la libertad religiosa y, consecuentemente, la libertad de los ciudadanos. Hay que creer lo que ellos creen y como ellos lo creen. Hay que vivir como ellos dicen que hay que vivir. Les encanta ser controladores de los demás, estar por encima, sentirse superiores considerando a los que no piensan como ellos como personas de menor calidad, y engañan a los que no piensan en las consecuencias que se deducen de esa pretensión. Hay que conseguir que nadie se haga preguntas trascendentales: Qué es el ser humano, cuál es su origen y su fin, por qué el hombre no se doblega ante la muerte… qué es la justicia, la libertad, la verdad, la bondad y la belleza… Pretenden seres humanos autómatas, sin capacidad de pensamiento.

Ahora hay otra campaña dulcemente ofertada: Lo que el Estado se gasta en pagar a los profesores de religión se podría invertir en profesorado para lenguas extranjeras, eso sí que es importante. Si los niños saben idiomas extranjeros tendrán mejor calidad de vida. No sé si eso es verdad, lo que sí sé es que la seguridad de la vida no la da el conocimiento idiomático, ni matemático, ni de cualquier profesión. La seguridad de la vida la da el saber el porqué y el para qué de la existencia personal y comunitaria, y eso sólo lo da la vida religiosa. Para ellos la vida del hombre consiste en nacer y morirse y, entre medias, vivir sin razonar. Otros se encargarán de pensar y razonar por ellos.

Claro, que esto lo digo yo, que soy un hombre religioso, podrán responderme, pero no, no es porque sea un hombre religioso, que lo soy, sino porque quiero ser un hombre libre, incluso con derecho a equivocarme, y defiendo la libertad y no quiero una sociedad controlada por una ideología que excluye la razón y la capacidad de pensar de los humanos. Sociedades así formadas ya las hemos vivido tristemente en el siglo XX y perduran en Estados dictatoriales en el siglo XXI.

La bondad de la vida no es sólo responder a las necesidades materiales primarias de comer, beber y vestirse, la bondad de la vida tiene que hacer posible la capacidad que tenemos los hombres de buscar más allá de lo que se ve a primera instancia, de encontrar un espacio mental y social donde cada ser humano encaje sus inquietudes más profundas de justicia, de verdad, de perdón, de amor, de compasión…

Algunos padres, incluso viniendo a la Iglesia y confesándose católicos, a la hora de decidir la educación para sus hijos, caen en el equívoco de dar la razón a los que proclaman la eliminación de la educación religiosa. Ellos creen en Dios, así lo piensan pero ¿creerán sus hijos o caerán víctimas de esa ideología atea y esclavizante que elimina la libertad? No puedo decir menos que me entristecen esos padres que no piensan en sus hijos más que para darles pan para hoy y hambre para mañana.

¿Por qué tanto empeño en eliminar la enseñanza religiosa en España? En Europa no ocurre así en el conjunto de los países que la formamos y son países con una cultura democrática muy larga en la historia. Sólo en Francia no se dan clases de religión en la escuelas públicas, excepto en las regiones de Lorena y Alsacia, sí en las privadas, pero en las públicas se permite la enseñanza de catequesis, y en ese país vecino se están planteando volver a implantar la enseñanza religiosa en el horario escolar. En el resto de los países hay en unos obligación de ofertar la clase de religión para libre elección de los padres y alumnos, como ahora ocurre en España, y en muchos de esos países con mejores condiciones que en España, y en otros incluso con obligación de docencia aunque haya posibilidad de exención de asistir en casos concretos. Alemania, Luxemburgo, Reino Unido, Grecia, Suecia, Austria, Finlandia, Holanda, Italia, Bélgica, Dinamarca, Portugal, Bulgaria, Croacia, Noruega, Polonia, Suiza, Irlanda, Lituania. En todos estos países hay clase de religión en las escuelas e institutos.

Resumo y concluyo. Negar la posibilidad de la enseñanza religiosa es negar la posibilidad de libertad religiosa como espacio vital y consecuentemente la libertad de pensamiento, de libertad de decidir y de modo de vivir, es abrir la puerta a un estilo de sociedad donde el pensamiento humano es reprimido y encarcelado. Hay que exigir que las clases de religión sean serias y fieles a la fe religiosa que las ocupan y que los profesores sean responsables y serios en la enseñanza de la clase de religión, pero ese es otro capítulo que no podemos eludir aunque ahora no lo podamos tratar.

José Antonio Abellán

El día del Corpus en Yecla.

El pasado domingo 10 de junio, celebrábamos la solemnidad del Corpus Christi, y en nuestra ciudad de Yecla los actos de dicha solemnidad se centran en la Basílica de la Purísima.

En los días previos se instaló en la Basílica el fabuloso altar de insignias, compuesto por la carroza procesional del Santísimo Sacramento, las imágenes de San Pascual, el Niño Jesús y la imagen de la Purísima de la Capilla de la Comunión, todos los estandartes de las cofradías, hermandades y asociaciones religiosas de Yecla, además de incensarios, el terno solemne de la fiesta del Corpus, el tintinábulo y la umbrella basilicales…

El domingo, el párroco-rector de la Basílica D. José Antonio celebró la Misa solemne acompañado por la escuela de monaguillos en pleno. De la parte musical se encargó el organista de la Basílica y la Coral 610 de Yecla.

Terminada la Eucaristía tuvo lugar el “bando del Corpus”, en el que el Párroco de la Purísima acompañado por miembros del Real Cabildo Superior de Cofradías Pasionarias de Yecla y la Banda de tambores y cornetas del Cristo de la Agonía, hicieron el itinerario tradicional de la procesión bendiciendo los ocho altares levantados para la ocasión.

A las 8 de la tarde dio comienzo la solemne procesión, participando en ella la Banda de tambores y cornetas del Cristo de la Agonía, las Agrupaciones Musicales de Sta. María Magdalena y de San Pedro Apóstol, y cerrando el cortejo la banda de la Asociación de Amigos de la Música de Yecla. Todas las cofradías y hermandades participaron desfilando con sus respectivos estandartes y representaciones, portando en andas también a las pequeñas imágenes del Niño Jesús, San Pascual Bailón y la Purísima. Y no podían faltar cientos de niños de primera comunión de las cuatro parroquias de Yecla, que llevaron a cabo la danza del Corpus acompañados por miembros de la Agrupación de Coros y Danzas Francisco Salzillo de Yecla. Esta misma agrupación confeccionó también el alfombrado del Atrio de la Purísima con dibujos eucarísticos realizados con flores.

Son muy numerosos los fieles que muestran su devoción a Cristo Eucaristía poniéndose de rodillas al paso de la custodia, cantando o simplemente acompañando al Señor en la procesión. A este respecto este año se introdujo el tercio de alumbrantes, compuesto por más de un centenar de fieles devotos que precedieron a la custodia procesional portando velas.

Más de 120 niños pasan bajo el manto de la Patrona.

El pasado día 27, último domingo de mayo, más de 120 niños nacidos durante el último año pasaron bajo el manto de la imagen de la Purísima Concepción, patrona de Yecla, en su Santuario del Castillo.

La imagen de la patrona fue bajada desde su camarín y colocada al pie del altar, para estar así más próxima a las madres que pasaron a sus hijos bajo el manto de la «Virgen del Castillo».

Tanto la Camarera de la Virgen, como distintas señoras pertenecientes a la Corte de Honor de la Purísima Concepción, fueron recibiendo a las familias que a lo largo de la tarde llevaron a sus pequeños ante la presencia de la Patrona.

Fue una bella ocasión para poner a los niños bajo la protección de nuestra Madre la Purísima Concepción, e iniciar de este modo en ellos la devoción a la Virgen María.

Ofrendas de la Asociación de Mayordomos a la Purísima Concepción

Como es costumbre en el mes de mayo, la Asociación de Mayordomos de la Purísima Concepción y las agrupaciones de escuadras que conforman la compañía del Capitán Martín Soriano Zaplana, suben al Santuario del Castillo para ofrecer sus flores a nuestra Patrona la Purísima.

Dos son las ofrendas que organiza la Asociación de Mayordomos. Una fue el pasado día 5, para las agrupaciones de escuadras pertenecientes a la insignia del Bastón, acompañadas por el grupo folclórico Arabí de Yecla; y la otra el 26 de mayo, para las agrupaciones de escuadras pertenecientes a la insignia de la Bandera y el grupo folclórico Francisco Salzillo de Yecla.

A las 6 de la tarde se fueron concentrando en el Atrio de la Basílica todos los miembros de la Asociación con sus familias, para emprender juntos la subida al Santuario de la Virgen, abriendo la comitiva los Pajes con los Mayordomos del Bastón y la Bandera, y cerrando el cortejo la junta Directiva de la Asociación de Mayordomos junto al Párroco de la Basílica.

Al llegar al Santuario, los mayordomos del Bastón y la Bandera, recibieron a todos los partcipantes al pie del Altar, recogiendo los cientos de ramos de flores que se ofrecen a la Patrona de Yecla, y que espectacularmente la Corte de Honor de la Purísima dispone en el presbiterio para adornar y perfumar el santuario durante todo el mes de mayo.

La ofrenda de flores dio paso a la celebración de la Santa Misa, presidida por nuestro Párroco y Consiliario de la Asociación de Mayordomos y de la Corte de Honor D. José Antonio Abellán, concluyendo con el canto de la Salve y el Himno a la Virgen del Castillo.