La fiesta de San Blas constituye una de las tradiciones más antiguas de la ciudad ya que se remonta al siglo XVI. La devoción al médico y Obispo de Sebaste se mantiene
en la actualidad, y en los primeros días del mes de febrero no hay casa en Yecla en la que no se pruebe el pan bendito, por eso durante estos días es típico ver las repetidas bendiciones de panes en la Basílica de la Purísima. También son muchos los panes que se suelen enviar fuera de la ciudad, a parientes que siguen la tradición de comer este pan, para que San Blas los proteja de los males de garganta.
La fiesta se celebra el primer fin de semana del mes de febrero, cercano siempre a la festividad litúrgica del Santo, el día 3 de febrero, y junto al santo obispo son protagonistas también los mayordomos, un hombre y mujer que cada año se eligen para organizar los festejos en honor a San Blas.
Comienzan los actos el sábado por la tarde con el pasacalles desde la casa de los mayordomos hasta la Basílica, para rezar, en presencia de la imagen de San Blas, un padrenuestro. Seguidamente continúa el pasacalles hasta la calle de la Iglesia donde se encuentra la tradicional hornacina de San Blas. Es costumbre encender una hoguera ante la hornacina, y que los mayordomos y otros participantes salten por encima del fuego.
Ya en el domingo se organiza desde la Basílica la multitudinaria procesión de San Blas. Se inicia con tres monumentales panes benditos, adornados con las “pajaricas” de papel, portados en andas. A continuación procesiona la imagen del santo acompañada por las autoridades religiosas y civiles, los mayordomos y clavarios, y miles de yeclanos, especialmente los niños, portando sus panes benditos. Al llegar a la Basílica de la Purísima se celebra la Santa Misa en honor del santo.
Finalmente la fiesta concluye con una tarde divertida y entretenida en la Plaza Mayor del Ayuntamiento, donde se celebra el Cross Urbano y los juegos populares con carreras de sacos, chocolate cómico, olla sorpresa y la gran cucaña para los niños.
Elaboración de panes
Este producto típico yeclano está hecho a base de harina, aceite, cáscara de limón rallado y azúcar y son adornados con flores moldeadas de la misma masa. Una vez cocidos, y para llevarlos a la procesión se engalanan con las típicas varillas decoradas con tiras de papel de colores recortadas, que se denominan “pajaricas”, así como con figuritas realizadas con masa de harina, agua y patata cocida.