«Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él». (Jn 14,23)
1.- ¿Vas descubriendo progresivamente cuánto te ama Jesús, que quiere hacer «su morada» en ti, para que experimentes siempre su amor y el del Padre?…
2.- ¿Está Jesús, de verdad, en «la cumbre de tus pensamientos«? (2Tim 2,8). ¿Es una aspiración constante crecer en tu amistad con Él?…
3.- ¿En cuántos momentos del día piensas en Él, te unes a Él, procuras contentarlo y conversas amigablemente con Él?… (Mc 3,14: «Los llamó, para estar con él…»)
4.- ¿Dónde estás (adónde van tus pensamientos, tus deseos…) cuando no estás con Él?
5.- ¿Mantienes una verdadero trato de amigo con Él: con frecuente oración amistosa, -de corazón a corazón-, y esto con gusto, deseándolo, saboreándolo diariamente?…
6.- ¿Procuras leer algo que te hable de Él, que te lleve a conocerle mejor, que te estimule a seguirle, a imitarlo, a entusiasmarte cada vez más con sus cosas?…
7. La Palabra de Dios, que es «viva, eficaz, penetrante como espada de doble filo» (Heb 4,12), ¿es escuchada y acogida en el «silencio de tu alma» como alimento necesario, como luz en tu camino, como semilla que produzca fruto abundante en tu vida?…
8. La Eucaristía, ¿es para ti un encuentro personal con Cristo, amigo y Señor de tu vida, que te lleve a desear sus sentimientos filiales y fraternos, participar de su cruz por amor a los hermanos, vivir gozosamente su Gracia, anhelando estar con Él y recibirle con la mayor frecuencia posible?…
9. En la oración comunitaria (sobre todo en la Misa) ¿procuras participar lo mejor posible, consciente de que oras con Él y por Él, con la Iglesia y por la Iglesia, y por la salvación de toda la humanidad?…
10.- ¿Cuidas con interés tu limpieza moral (para ser imagen de Cristo), frecuentando el Sacramento de la Reconciliación y la alegría, preparado por el examen diario de conciencia? (Una sencilla revisión al fin del día, para ofrecer, pedir y dar gracias…)
11.- ¿Procuras orientar tu corazón a «amar como Él nos ha amado«, buscando tener sus mismos sentimientos en cuanto al amor y dedicación al Padre, a la Virgen María, a la Iglesia… a todos, y en especial a los más pobres, a los pecadores?…
12.- ¿Sientes el ardor gozoso de haber sido llamado para evangelizar, para que otros conozcan por ti a Jesús, su amor y su mensaje de salvación? ¿Procuras dar el testimonio feliz de que sólo Él satisface plenamente los anhelos más hondos del corazón humano? ¿Lo vives tú de tal modo que pueda ser ejemplo para otros?…
13. ¿Luchas con todas tus fuerzas contra el pecado: los apegos que apartan de la verdad y alegría del Evangelio y oscurecen la amistad con Jesús; la rutina y la superficialidad que debilitan la fe; el pasotismo, la tibieza…?
14. Tu vocación cristiana (la llamada singular y amorosa que te ha hecho Cristo) ¿Es correspondida con el sincero deseo de ser fiel a ese amor con el mismo amor que el Espíritu Santo infunde en tu corazón, para llamar a Dios «Padre», y a Cristo «amigo» (Jn 15,15), y esto con la mayor alegría e ilusión por contagiarlo a todos?…
15. Tus encuentros con Jesús en los Sacramentos, ¿son para ti momentos fuertes de gozo y confianza, de fortaleza para tu vida, y de energía y gracia para «evangelizar»? ¿Procuras prepararlos bien, y recibirlos con la frecuencia «que Jesús desearía»?…
16.- Jesús «amó a su Iglesia y se entregó por ella» (Ef 5, 25). ¿Te interesas tú por conocer y amar a la Iglesia? ¿Te duelen «como mal que sufre tu madre» los defectos y pecados de la Iglesia? ¿Eres consciente de que «su mal» no es sino el que tú haces -y cada cristiano- cuando peca, y que igualmente todo el bien que tú hagas es bien que la enriquece y hermosea? ¿Te alegras -y das a conocer- de todo lo bueno que tiene y de los avances que experimenta?…
17.- ¿Reconoces a la Iglesia como Madre, a quien debes (por Ella te vino) tu filiación divina, tu vocación cristiana, tu formación… y toda la Gracia? ¿Eres agradecido?…
18.- ¿La aceptas con amor y admiración, como maestra, regida en sus enseñanzas por el Espíritu Santo? (Ac 20, 28) ¿Procuras formarte para conocerla mejor? ¿Te interesas por sus cosas, sabiendo que tú formas parte de ella? ¿Eres fiel a tu Iglesia?…
19. Resumen: recuerda que amor, pide amor. «Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único» (Jn 3,16). «Jesús… habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo» (Jn 13,1). A Pablo le obsesiona: «…me amó, y se entregó por mí» (Gal 2,20)…..
20. Amor tan grande sólo pide amor: «Os he amado como el Padre me ama a mí: permaneced en mi amor«… (Jn 15,9ss). ¡Es el gran don de Dios! ¡El Don infinito de su propia vida-amor! No reconocerlo, no aceptarlo, es perderse. «Si alguno no ama a Jesucristo, sea anatema, sea arrojado de la comunidad» (ICor 16,22-24). Aceptarlo es «la salvación», la «plena realización». Lo dice Jesús: «para que participéis de mi alegría y seáis plenamente felices» (Jn 15,11).
Algunos textos para meditar sobre este AMOR que Jesús nos da, y nos posibilita:
*Jn 15.(Todo): «Permaneced en mi amor»…
*Jn 10, 6 ss. El Buen Pastor… da la vida por sus ovejas…
*Jn 13, 34.. ”… que os améis… como yo os amo”
*Jn 21, 15 ss. “Simón, … ¿me amas?…
*Gal 2, 20.. ”Me amó, y se entregó por mí»…
*Fil 3. (Todo) ¡Alegraos en el Señor!…
*Lc 12,34. “Donde está vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón.