Conferencia de Dª. Mª José Mansilla en la II Semana por la vida.

Ofrecemos el vídeo de la conferencia que Dª María José Mansilla, presidenta de la Asociación «Spei Mater», ofreció el pasado día 28 de mayo de 2013 en el Auditorio Municipal con motivo de la «II Semana por la Vida», organizada por la Parroquia de la Purísima.

Conferencia Mª José Mansilla. 28-5-2013

Invitación de D. José Antonio a la «Segunda Semana por la Vida».

El martes 28 da comienzo en nuestra ciudad de Yecla la “II Semana por la Vida”. Amar la vida, valorarla, protegerla, es tarea de todo ser humano. Los cristianos tenemos en ese sentido ventaja informativa gracias a la fe que hemos recibido, pero la recta razón y la conciencia sin necesidad de la fe es suficiente para entender que la vida es mejor que la muerte y que la raza humana debe ser protegida en todos y cada uno de sus miembros. Vamos, que no hay seres humanos de primera y otros de segunda, y que nadie tiene derecho a matar a nadie o manipularlo por interés particular.

cartel por la vidaPues esto que es tan claro no todos lo quieren organizar así. Yo en eso veo malicia, porque no veo verdad. ¿Quién puede pensar que es bueno eliminar a una criatura en el seno de su madre? ¿Quién puede pensar que es bueno quitarle la vida a un enfermo, a un anciano, a un deficiente…?

Sólo hay un modo de justificar todas esas barbaridades y es afirmar que los seres humanos no somos seres en relación: que el bebé no está en relación con la madre y viceversa, que el enfermo no es hijo, padre, abuelo… del que está sano. Sólo hay un modo de justificar todas esas barbaridades: que no somos seres en relación unos con otros y sí somos seres en relación con el poder omnímodo del Estado que decide quién debe vivir y quién debe morir. Por Estado me refiero en primer lugar a los políticos que en los Parlamentos votan leyes para la muerte por intereses oscuros, por presiones económicas, por voluntad de eliminar estadísticamente una cantidad de seres humanos. Pero por Estado me refiero también a todos los ciudadanos que ante esas decisiones parlamentarias de los que dicen que legislan en nombre nuestro no decimos “¡Basta!” y les explicamos que no tienen derecho a legislar lo que se les ocurra. Tienen la obligación de legislar siempre para el bien y nunca para el mal, y no hay razón alguna suficiente para quitar la vida a un inocente, a un ser débil, a ninguna persona humana que padece la debilidad de la carne de la que todos estamos hechos.

Decía la Beata Teresa de Calcuta que el país más pobre de la tierra era aquel en el que estaba aprobado el aborto. Y tenía razón. Los otros países pobres lo serán en medios económicos y en remedios posibles, pero no son pobres en vida. Nosotros, los pueblos abortistas y defensores de la eutanasia somos pobres en vida humana, somos muy pobres porque no sabemos amar, ni acoger, ni proteger, ni defender a los inocentes,

Aprovechemos esta “II semana de la Vida” en Yecla para convencernos cada vez más del precioso y único valor de cada vida humana y nos comprometamos activamente a defenderla.

José Antonio Abellán

Concentración «Aborto 0» en Yecla y testimonio de Olga.

El pasado sábado 6 de octubre a las 19:00 h. tuvo lugar la concentración «Aborto 0» en la plaza de España (Cruz de los Caídos), organizada por la plataforma «Derecho a vivir».

A ella asistieron cientos de personas que escucharon la lectura de un manifiesto pidiendo la derogación de las leyes que atentan contra la vida de los no nacidos, y también se pudieron escuchar varios testimonios de madres que se han enfrentado a la tentación de acabar con la vida de sus hijos antes de nacer.

Al mismo tiempo se recogieron firmas apoyando la defensa de toda vida humana, y pidiendo la derogación del aborto.

Ofrecemos el testimonio que leyó en la concentración Olga, una chica de la Parroquia miembro de la 8ª Comunidad Neocatecumenal, vale la pena leerlo.

 TESTIMONIO DE OLGA.

«Razones para defender la vida». Carta del padre de una niña con espina bífida.

El diario El País publicó hace unos días una carta del neurocirujano infantil Javier Esparza que lleva por título «Nadie tiene derecho a obligar al sufrimiento».

En ella, el médico se muestra en contra de la prohibición del aborto en los casos de malformación fetal.

En la misma apela a supuestos argumentos humanitarios para permitir el aborto, tachando a los que se oponen a ello de ignorantes o de actuar por intereses espurios. Funda su tesis en un argumento falso como es el sufrimiento de los niños con determinadas dolencias, y de sus familias.

Entre los argumentos del médico destacan los siguientes:

«En España se ha practicado durante muchos años un excelente programa de prevención de la espina bífida, desde la implantación de la ley del aborto». 

«Desgraciadamente, si se suprime el supuesto de interrupción del embarazo, mucho me temo que volveremos de nuevo a cifras terribles, dado que se trata de malformaciones frecuentes».

«No creo que ninguna sociedad tenga el derecho, y menos pudiendo evitarlo, de cargar a ningún ser humano con sufrimientos más allá de lo imaginable».

«Por otra parte, siempre he creído que los Gobiernos y las leyes deben estar al servicio de los seres humanos para ayudarlos, pero no para castigarlos; y mucho menos por intereses posiblemente espurios».

Respuesta de un padre de una niña con espina bífida

Javier Mª Pérez-Roldán, abogado de familia y padre de una niña con espina bífida, responde al neurocirujano Javier Esparza:

«Desde hace 12 años soy abogado de familia y desde hace 7 padre de una niña con espina bífida. Durante estos últimos años me he dedicado, en exclusiva, a dos cosas: velar por el interés de los hijos de mis clientes, y ejercer como padre de mi hija y de sus otros dos hermanos, de 5 y 3 años.

Mi hija tiene parálisis en ambas piernas, y desde los tres años convive diariamente con su silla de ruedas. Tiene también todos los problemas que usted cita como asociados a la espina bífida, salvo la siringomielia. Es más, su lesión (que lo es en la modalidad más grave) está localizada a la altura de la vértebra L4-L5 y según nos comentan todos los profesionales que la tratan, es la más alta que han visto es muchos años. Ha pasado por cinco operaciones, y tiene citas periódicas en siete especialidades médicas.

Ahora bien, mi hija no sufre ni más ni menos que una niña de su edad. Juega, ríe, quiere, ama y siente exactamente igual que sus dos hermanos sanos. Y, a veces, también llora, pero sus lágrimas no tienen ningún poso de amargura ni dolor por encima de las de sus amigas o de las de sus hermanos, pues como ellos, llora por nimiedades.

Como abogado de familia he conocido niños con depresión crónica por culpa de la separación tormentosa de sus padres, que arrastran una existencia triste y sufriente. Como sufren más que mi hija y sus hermanos, ¿los eliminaría?

Y en cuanto a la familia, fíjese si el sufrimiento no es tan extremo como usted dice que después de su nacimiento hemos tenido otros dos hijos, señal de que el cuidado de nuestra hija no nos ha supuesto trauma ninguno.

Estas anomalías, por sí, no causan el sufrimiento que usted pretende. De hecho, si bien el dolor ante cualquier enfermedad o revés de la vida es inevitable, el sufrimiento es totalmente voluntario, pues es éste una percepción personal y subjetiva de la propia realidad. Hay quien ante cualquier mínimo problema ante la vida sufre, y sufre sin mesura, y hay quien ante obstáculos insalvables y dolores sin medida se crece, pues admite su dolor con entereza.

De hecho, por la enfermedad de mi hija he estado en contacto con numerosos afectados de espina bífida (algunos en grados muy severos) y siempre se han manifestado esperanzados y alegres por el don de la vida. ¿Ha oído usted de enfermos de espina bífida que se hayan suicidado o que hayan solicitado la eutanasia? Sin duda usted conocerá el estudio de su compañero neurocirujano Rob de Jong, publicado recientemente en la revista Pediatric, donde sostiene, por medio de estudios de campo, que los recién nacidos con este mal congénito apenas tenían dolores.

Por eso me causa sonrojo su carta, llena de adulteraciones de la realidad vivida por cientos de enfermos y sus familias. Pero mayor sonrojo me causa su supuesto humanismo. Dice usted que nadie tiene derecho a obligar al sufrimiento ¿y en qué principio ético funda usted tan categórica aseveración? ¿y porqué presupone usted el sufrimiento de estos pacientes?

En cuanto a la fundamentación de su aseveración, alega la mismas causas que las autoridades nacional-socialistas responsables del plan de exterminio de enfermos Aktion T4. El plan se fundaba en que había vidas que no eran dignas de ser vividas, y cuyo asesinato era tanto un acto de compasión como un beneficio para la comunidad. Usted alega ambas cosas (igual que los Nazis) pues sostiene que «el colmo» es que los esfuerzos realizados para el tratamiento de estos niños es un desperdicio, pues acaban muriendo a los 20 años, y encima arrastrando un sufrimiento sin medida. ¡Qué argumento tan falaz! Usted sabe que miente, pues al día de hoy, la esperanza de vida de estos pacientes es prácticamente la misma que para personas sanas.

Pero es que, además, aunque fuera verdad el fallecimiento a los 20 años ¿me va a decir usted que no merecen vivir estos 20 años? Usted está jubilado y pronto empezará a sufrir achaques. De vida, según las estadísticas del INE, no le quedan más que 16 años ¿le parecería justo que a la primera recaída de usted le privemos de un tratamiento por lo costosísimo del mismo teniendo en cuenta que no le quedan años para «amortizar la inversión» y más teniendo en cuenta que usted, en la vida, ha hecho lo que tenía que hacer? Según su teoría sería menos grave matar a un zambiano (con una esperanza de vida de 36 años) que a un español (con 81 años de esperanza).

Las personas no son una inversión, son un bien en sí mismo, y no podemos desahuciar a los que tenga cáncer, o SIDA o cualquier otra enfermedad por lo costoso del tratamiento y por el alto índice de mortandad durante el mismo.

En el culmen del paroxismo dice usted que el aborto ayudó a prevenir la espina bífida. Nos descubre con ello su auténtico rostro, pues según usted sería muy fácil que España se colocase a la cabeza de los países saludables. Bastaría con eliminar a todo enfermo o lesionado grave (con cáncer, SIDA, paralítico por accidente de circulación) para poder vender al extranjero nuestras estadísticas y colocarnos como el país con la mejor política de prevención de enfermedades. Veo que usted es de los expeditivos que opina que muerto el perro se acabó la rabia. ¡Menos mal que no tiene usted responsabilidades en la política penitencia, pues sabemos cómo acabaría usted con los índices de delincuencia: fulminando al delincuente!

Sólo le quiero decir una cosa. Lo que nos hace sufrir a los afectados por esta enfermedad son los profesionales médicos como usted. Cuando a los tres meses del embarazo nos anunciaron la enfermedad de nuestra hija, nos recomendaron insistentemente el aborto, y ello hasta hacernos sentir culpables si traíamos al mundo a un niña solo para que sufriera. La realidad es nunca tomamos mejor decisión que tenerla, pues pasado el tiempo intimamos con dos matrimonios que abortaron a sus hijos por tener espina bífida ¡no sabe usted el terrible padecimiento moral de estas dos parejas al ver que si no hubiera cometido tan criminal acto podrían tener con ellos a sus hijos, que de seguro serían tan alegres y joviales como la nuestra! Y le preguntó ¿qué derecho tenían los médicos que les indujeron al aborto a obligarles al calvario de remordimientos que están pasando?

Que sepa que mi hija enferma tiene la misma dignidad que usted y el mismo derecho a vivir que tuvo usted. Ninguna sociedad tiene derecho a decir sobre si la vida de otro es digna o no, o a determinar si una enfermedad causa o no sufrimiento sin preguntar al afectado.

Mi hija necesita para vivir de la ayuda de otros en el mismo grado en que yo la necesito, aun estando sano. Si los hombres vivimos en sociedad es porque nos es necesario el concurso de otros para nuestra supervivencia. Por esto existe la sociedad y los gobiernos de la mismas: para ejercitar la ayuda mutua. En occidente tenemos la suerte de que prosperó la razón benéfica del ágora de Atenas sobre el terror eugenésico del Taigeto espartano ¿usted qué es, ateniense o espartano?».

Fuente: libertad.com

27 de julio de 2012