Los obispos de la Subcomisión Episcopal para la familia y defensa de la vida, han escrito una nota con motivo de la festividad de la Sagrada Familia que señala los siguientes aspectos:
1- La transmisión de la fe ha tenido su lugar natural en la familia.
2- Hoy no se transmite la fe en muchas familias.
3- La familia debe ser la primera y prioritaria célula a la que se dirija la nueva evangelización.
4- La familia educa a los hijos enseñándoles los rudimentos de la fe por medio de las oraciones, introduce a los hijos en la fe de la Iglesia por medio del Bautismo, Confirmación, Penitencia, Comunión… los conduce en su desarrollo que va fraguando su madurez y porvenir, su iniciación en el amor, su capacidad de configurar cristianamente la sociedad, su vocación al matrimonio, a la vida sacerdotal o a la vida consagrada…
Es verdad que es mucho lo que se aprende en la familia. Pensemos en Yecla:
En la familia se aprende el amor a la Virgen cuando los padres llevan a sus hijos a presentarlos a nuestra patrona la Purísima Concepción, la Virgen del Castillo, cuando se les lleva a verla bajar del Santuario o a contemplarla y rezarle en la Basílica o en la tranquilidad de su Santuario, cuando se expone en el hogar el cuadro con la fotografía de la Virgen en un lugar destacado.
En la familia se aprende el amor al Señor al hacer el Belén o visitar el Belén de las iglesias, cuando en Semana Santa se contemplan las imágenes de la Pasión del Señor.
En la familia se aprende el valor precioso de la fiesta por la Candelaria y San Blas.
En la familia se viven los grandes acontecimientos de la formación cristiana con el Bautismo, la Primera Comunión, la Confirmación, la Boda e incluso los funerales de los seres queridos que fallecen.
En la familia se vive el amor a la Eucaristía con la asistencia a la Misa los domingos y días de fiesta.
En la familia se vive el desarrollo de la fe por medio de las catequesis para niños, jóvenes y adultos, la vinculación a los grupos cristianos de formación integral y comunitaria, las cofradías y hermandades, la atención a los pobres por medio de Cáritas, etc.
En Yecla hay un “humus” de vivencia cristiana heredada de nuestros padres y antepasados que rodea toda nuestra vida.
También es verdad que hoy también sufre la familia la influencia del desprecio de la fe en muchos ambientes con el riesgo de quedarse sólo en las apariencias y hemos de esforzarnos en protegerla y defenderla. Lo que se ha recibido y “mamado” desde niño vuelve a germinar después aunque se haya dormido y olvidado, por eso es tan importante transmitir la fe y educarla.
Todos tenemos que ayudar a la familia para que pueda cumplir esta tarea fundamental de educar a los hijos en la fe cristiana.
¿Quién no recuerda con cariño aquellos momentos gozosos en los que el padre y la madre nos traían a la iglesia y nos explicaban lo que veíamos y lo que no veíamos: que Jesús estaba en el Sagrario? ¿Quién no recuerda con cariño a la abuela rezando el rosario o a los padres enseñándoles las oraciones al pie de la cama? ¿Quién no recuerda con agradecimiento la palabra o el consejo dado en momentos de apuro o dificultad señalándonos como fin al Señor y a la Virgen?
En la familia aprendemos a ser hombres y mujeres cristianos, en la familia está la raíz de nuestra personalidad, por eso es tan importante.
Que esta fiesta de la Navidad que estamos viviendo nos ayude a quitarnos complejos y queramos vivir en familia nuestra fe cristiana orgullosos y agradecidos de la fe que hemos recibido y nos ha formado, que sintamos la alegría y la necesidad de transmitírsela a las nuevas generaciones como el tesoro más grandes que podemos darles.
Que la Virgen María y San José ayude a todos los padres a ser los primeros transmisores de la fe para sus hijos.
¡Feliz fiesta de la Sagrada Familia!
José Antonio Abellán