Una de las devociones mas entrañablemente española es la devoción a la Virgen del Carmen. El origen de la Orden del Carmelo está en Tierra Santa, en la cima de aquel monte donde el profeta Elías defendió la fe verdadera frente a todo un pueblo que había sucumbido en el paganismo víctima de la mala dirección de sus gobernantes. Sin embargo la Virgen del Carmen ha sido y es profundamente española, entre otras circunstancias, gracias a la reforma carmelitana de Santa Teresa de Jesús y de San Juan de la Cruz.
A la Virgen del Carmen están dedicados multitud de templos e infinidad de altares en las iglesias y de capillas en los hogares. La medalla escapulario de la Virgen del Carmen es la más usada con mucho frente a otras medallas que también honran a la Virgen María. El nombre de Carmen y María del Carmen es de los más sonoros, agradable y dulce a los oídos que puede llevar una mujer.
La Virgen del Carmen es patrona de gran cantidad de poblaciones que hacen fiesta en su honor. En su condición de la cercanía al mar ha sido proclamada patrona de los pescadores, de la Marina Española y de todas las gentes de la mar, hay también muchas cofradías instituidas bajo su amparo y protección especialmente las que tienen como fin la piedad para con las Ánimas del Purgatorio…
Pero lo más grande de la Virgen del Carmen es precisamente aquello que la hace especial entre otras advocaciones de la Virgen: Su traje de penitencia. La Virgen del Carmen va vestida de marrón que es el color de la austeridad, del peregrinaje y de la penitencia y de la pobreza. La Virgen así vestida nos muestra su más secreto tesoro. El alma de la Virgen no es lujosa ni ostentosa ni ambiciosa de riquezas terrenales; el alma de la Virgen está desasida de los bienes de este mundo para andar diligente a alcanzar los bienes de la eternidad, para ponerse al servicio de Dios y al servicio de los hombres.
El verdadero devoto de la Virgen María no puede pasar por alto esta característica tan particular que nos presenta esta fiesta que hoy celebramos, no puede dejar de querer ser como ella y de vestir el traje que ella nos ofrece con el regalo de su escapulario.
Yecla ha vivido en otras fechas con gran intensidad esta fiesta de la Virgen en medio de los calores del verano. En nuestra parroquia se sigue celebrando fielmente todos los años con una misa solemne y una procesión claustral.
Acudamos a honrar a la Virgen y a ponernos su bendito escapulario. Pidámosle que nos alcance la gracia de vivir con sencillez, humildad y alabanza viendo siempre en nuestro prójimo una imagen cierta del Señor a quien hemos de amar.
Que esta fiesta de Nuestra Señora del Carmen nos aproveche a todos para crecer cada día mas en amor hacia ella y por ella hacia el Señor que nos ama y nos perdona.
José Antonio Abellán.