Celebramos hoy la memoria de esta Santa Carmelita Descalza del S. XIX, que con su juventud llegó a grandes cimas de humildad, vida de oración, ascética…. y sobre todo de vida de amor y entrega a Dios. Con tan sólo 15 años entró al Carmelo de Lisieux, y con 24 volaba a la presencia del Padre.
Os dejamos el enlace de su biografía, y unos fragmentos de sus escritos sobre la humildad.
- Ms B 1rº: “Jesús se complace en mostrarme el único camino que conduce a ese fuego divino: ese camino es el abandono del niñito que se duerme sin miedo en los brazos de su Padre. <El que es pequeñito que venga a mí>”.
- Cta 95, a sor Inés de Jesús: “El grano de arena no desea ser humillado, eso
sería todavía demasiado glorioso, pues los demás se sentirían obligados a ocuparse de él. Tan sólo desea una cosa: ¡ser olvidado, ser tenido en nada…!
- Cta 141, a Celina: “¡Dichosa gota de rocío, tan sólo conocida de Jesús!… Para ser suyos, es preciso ser pequeños, ¡pequeños como gotas de rocío!
- Or 20. Oración para alcanzar la humildad: “¡Qué manso y humilde de corazón me pareces, Amor mío, bajo el velo de la blanca hostia! Ya no puedes abajarte más para enseñarme la humildad. Por eso, para responder a tu amor, yo también quiero desear que mis hermanas me pongan siempre en el último lugar y convencerme de que ése es precisamente mi sitio. Te ruego, divino Jesús, que me envíes una humillación cada vez que yo intente colocarme por encima de las demás”.
- Or 20. Oración para alcanzar la humildad: Pero tú, Señor, conoces mi debilidad. Cada mañana hago el propósito de practicar la humildad, y por la noche reconozco que he vuelto a cometer muchas faltas de orgullo. Al ver esto, me tienta el desaliento, pero sé que el desaliento es también una forma de orgullo. Por eso quiero, Dios mío, fundar mi esperanza sólo en ti. Ya que tú lo puedes todo, haz nacer en mi alma la virtud que deseo. Para alcanzar esta gracia de tu infinita misericordia, te repetiré muchas veces: < ¡Jesús manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo!>”