«Seguimos caminando con sencillez de corazón» José Manuel Lorca Planes, Obispo de la Diócesis de Cartagena | ||
En esta época del año es cuando más rápido ves pasar el tiempo, después de las vacaciones. Ahora es cuando tomamos conciencia de que la vida no se detiene, de que nos toca despertar del sueño y recuperar el ritmo con coraje. Pero que no cunda el pánico, dejemos que caigan nuestros sueños de héroes y volvamos a la realidad, a la realidad de la casa, del trabajo, de los hijos, a la realidad de la vida parroquial, a la realidad de seguir ayudando a
El mensaje de bienvenida nos lo da la Palabra de Dios invitándonos a la dulce calma: “hijo mío, en tus asuntos procede con humildad”. Es verdad que la persona que actúa con serenidad y llaneza se gana el afecto de todos, la sencillez de corazón te acerca a Dios. Estas cosas no se nos olvidan, porque forman parte del patrimonio espiritual de un creyente cristiano católico, así que mantén la puerta abierta a los hermanos y a Dios. El que va sobrado por la vida va cerrando puertas, se va quedando solo, porque el engreimiento y la soberbia son muy dañinos. El corazón del soberbio está herido de muerte, porque se hace a la idea de que no necesita a nadie. La persona que es sencilla, humilde, bondadosa, al tener la puerta abierta de su ser, permite que entren los demás y permite que entre Dios; en él abunda la alegría y es amigo del bien, de la paz. La invitación del Evangelio es a tener un corazón generoso, a superar eso de dar y esperar recompensa, a escuchar los consejos de Jesús siempre: vivir en las manos del Señor, no buscarnos a nosotros mismos. Benedicto XVI puso un ejemplo precioso en su Encíclica sobre la esperanza y me baso en él: “Imagínate que Dios quiere llenarte de miel [símbolo de la ternura y la bondad de Dios]; si estás lleno de vinagre, ¿dónde pondrás la miel? El vaso se debe limpiar, se debe purificar, liberarlo del vinagre y de su sabor. Eso requiere esfuerzo, es doloroso, pero sólo así se logra la capacitación para lo que estamos destinados.” Pregunta: ¿puedo yo cambiar a pesar de mis años? Con la gracia de Dios sí se puede, así que reza y pídele al Señor que te dé fuerzas para aprender a ponerte de rodillas, que para amar se comienza así. ![]() |